La acción se sitúa en el siglo XV en Vizcaya y Aragón. Una gitana es acusada de hechizar al hijo menor del viejo Conde de Luna y es quemada viva a pesar de su inocencia. En su agonía esta gitana le pide venganza a su hija Azucena y esta rapta al hijo del Conde para quemarlo vivo, pero en lugar de lanzar al niño al fuego, lanza por error a su propio hijo y decide entonces criar a el otro niño, Manrico. Así ocurren los años y cuando los dos hermanos son jóvenes, ambos se enamoran de la misma mujer: Leonora. Se enfrentan a un duelo y quedan como grandes enemigos sin saber que son hermanos. Finalmente, el Conde de Luna manda asesinar a Manrico. Leonora negocia con él la libertad de Manrico y el Conde acepta liberarlo a cambio de que ella se le entregue, pero Leonora toma veneno para no cumplir su promesa y cae muerta a los pies de Manrico. El conde de Luna arrastra hacia la ventana a Azucena obligándola a mirar el trágico final del que creían es su hijo, y justo en ese momento Azucena le confiesa que era su hermano.