Los inquilinos de un céntrico edificio berlinés, ya sometidos a una gran tensión por los manejos de la inmobiliaria que posee el edificio, se encuentran una mañana, sin explicación ninguna, encerrados y rodeados por la policía. Nadie puede entrar ni salir. Sin información, los residentes empiezan a especular. Primero, suponen que puede haber una bomba colocada en la puerta de entrada. Luego se difunde el rumor de que un criminal se esconde en el patio. El miedo se convierte en inseguridad y a su vez en agresión. Los prejuicios provocan la polarización. Viejos conflictos vuelven a salir a la luz y los residentes empiezan a denunciarse unos a otros. En esta situación de peligro existencial, pierden su máscara de decencia humana. Empiezan a mostrar sus verdaderas caras y cada uno persigue sus propios intereses en este juego de poder y capitalismo.