Roma en los años setenta, la familia Borghetti acaba de instalarse en uno de los numerosos complejos residenciales de nueva construcción en la capital italiana. A pesar de esta reciente mudanza, al último piso de un nuevo apartamento con vistas a toda la ciudad, Clara y Felice ya no están enamorados, pero no pueden separarse.
Clara se evade de su soledad centrándose en la relación especial que tiene con sus tres hijos. La mayor, Adriana, aún no acomodada al nuevo barrio, se presenta deliberadamente como un chico ante los niños, lo que llevará a un punto de ruptura en el único vínculo que aún mantiene unida a la familia.