La protagonista de Los hijos de otros no duda de su vida, le parece completamente maravillosa. Tiene cuarenta años, una edad que no le molesta y en la que disfruta de no tener hijos, de sus alumnos en el colegio, de sus amistades, de sus exnovios y de sus clases de guitarra. Sin embargo, se comienza a enamorar de Ali quien tiene una hija de cuatro años, con la que comienza a vincularse enormemente y a tratarla como si fuera su propia prole. El problema es que amar a los hijos de otras personas puede acabar mal.