En el año 2000 ETA asesina a Juan María Jaúregui. Once años más tarde, su viuda Maixabel Lasa, recibe una solicitud extraña cuanto menos: uno de los asesinos ha pedido hablar con ella ella en la cárcel de Nanclares de la Oca en Álava, en la que vive encarcelado tras haber abandonado la banda terrorista y la lucha armada. A pesar de las dudas y del inmenso dolor, la mujer accede a encontrarse cara a cara con una de las personas que acabaron sin miramientos con la vida de quien había sido su compañero desde la adolescencia.